«Es que siento en el alma ese amor por los espacios abiertos, por el viento en el rostro, la fogata y la aventura», leé la carta de un hombre que tiene su corazón dividido entre su mujer y su moto.
En las últimas horas comenzó a circular por la red social Facebook una carta en la que un hombre le expresa a su mujer lo que siente por su moto y pide comprensión ante su inevitable deseo de viajar con su moto.
La carta donde el autor expresa sus ganas de extrañarla y reencontrarla con alegría fue publicada por Matias de la Torre en el perfil de Moto Viajeros Argentina, donde miles de motoristas suelen despejar dudas y aconsejarse sobre destinos a recorrer.
La carta completa:
«Amor mío, me voy a rutear nuevamente y veo en tus ojos el reproche callado de dejarte sola…
No me juzgues, no es que no quiero estar contigo, sino que necesito estar conmigo mismo, pero sé, que por más que insistas en tratar de comprender el afán que me embarca al ir a rutear, jamás podrás comprenderlo…
Es que siento en el alma ese amor por los espacios abiertos, por el viento en el rostro, la fogata y la aventura.
Necesito un lugar alejado, con agua, viento. Quiero ensuciarme, descuidar mi aspecto, sentir el cansancio, que queme el sol mi cara, me congele la helada y pasar frió.
Quiero ver un rió o un mar, plantas, animales salvajes, flores silvestres, nieve, hielo, barro, piedras…
Quiero sentarme y reírme con mi compañero de rutas de pavadas, quiero extrañarte e imaginarte esperando mi regreso.
Me miento y digo que esta será la mejor ruteada que vaya a realizar en mi vida… aunque sé que en la próxima, volveré a decirme lo mismo…y ya en la ruta… estoy feliz..acelerador en mano y a mirar la ruta que me hipnotiza….es una paz única.
A veces siento que he nacido en épocas equivocadas, donde el triunfo del hombre se mide en plásticos de tarjetas de crédito, donde el frió se regula con un termostato y el calor del verano no existe al prender un aire acondicionado.
He nacido en una época de traiciones y luchas por una cuenta de bancos, donde todo se compra y se vende. Pero cuando me subo a la moto, amor mio, me alejo de este mundo de bocinas, de escapes venenosos, me alejo del confort, del lujo y la televisión que idiotiza.
Yo puedo aceptar las reglas del juego, soy lo suficientemente civilizado como para convivir en este espacio de locos, pero déjame que me escape cada tanto.
Amo a mis motos y sus ruedas por que son el juguete que me transporta a este gran juego que es salir a rutear y te pido que no veas en ellas un instrumento de muerte, porque lo son de vida… jamás me siento más vivo que cuando enciendo mi moto.
Y veras que cuando ya no pueda mas hacerlo, estaré por ahí sentado al sol, donde me pongan las cariñosas manos de nuestros hijos o las tuyas, y una sonrisa lejana se dibujara en mis labios resecos. No pienses que es la vejez inevitable, sino que estaré recordando alguna rutas.
Y si me vieras abatido y solo, aburrido en mi sillón, pon en mis manos esa llave gastada, al tocarlo y rozar sus formas de acero, me transportare en el tiempo… veras entonces que mis manos apretaran al viejo compañero tratando de recupera esos momentos ya idos..
Quizás sea, mi amor, que hoy me voy a rutear, para poder atesorar esos momentos… y así poder vivir feliz en el mañana.»
¿Alguien se identifica con este motero enamorado? Desde Gente de Moto le deseamos buen viaje y un muy feliz reencuentro.
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