Los Amigos de las Motos Clásicas y Antiguas, organizaron la 5ta. Exposición de Motos Clásicas y Antiguas, para ello eligieron el predio del Parque La Pedrera, en Villa Mercedes, San Luis. Se exhibieron diferentes modelos de época, que iban desde la década del 50 hasta el 70, contando con el doble de unidades que en el último evento.
Según la organización, hubo una exitosa convocatoria de público, que pudo disfrutar de la exposición. Como cada año, cada modelo se expuso con todos los datos: marca, modelo, su origen, historia y los datos de su dueño. Pero además, los visitantes pudieron escuchar las anécdotas de cada uno de los ejemplares, contadas casi siempre por los propios protagonistas.
Eduardo Dechecco, integrante de AMCA, dijo durante el evento: “La verdad que hemos tenido una gran convocatoria. El año pasado estuvimos en otro sector del parque, un poco menos vistoso, pero de todas maneras vino muchísima gente y este año igual”. Luego agregó: “Queremos que se vean más como cuando salieron de fábrica. Afortunadamente hay muchos que optan por esa modalidad. De hecho tenemos una Puma de la década del ’50 que fue una de las primeras que se hicieron”.
También, Dechecco resaltó: “Hay un muchacho que entró con una Puma segunda serie, la compró porque era la misma que usaba su padre para llevarlo al colegio. Todos tenemos un lazo sentimental. En mi caso, restauré una de la misma marca pero del año ’73 que pertenecía a mi suegro. Tiene 18 mil kilómetros y se encuentra en muy buen estado. Estaba impecable, solo tuvimos que limpiarle el tanque y arrancó. Para mí y mi familia significa mucho porque la usaba él”.
Hernán Ricca es dueño de una ISO plateada; en su caso la heredó de su abuelo Carlos: “Esta moto es del ’57, se la compró mi abuelo cuando trabajaba en la Base. Él la llevó por todos lados, hasta Mar del Plata. En el ’74 se rompió y ahí quedó. Cuando era joven siempre quise armarla pero fue recién en el 2003 que empecé a ponerla en marcha y unos seis años después la usé ‘formalmente’. Cada vez que me subo, pienso que voy acompañado de mi abuelo y también de uno de mis tíos, que a veces se la robaba para usarla”.
Otra historia también familiar es la de Rubén Almada, que compró una moto parecida a la que tenía su padre, Juan; la apodó “la colorada”: “Él tenía una NSU de origen alemán y de 250 centímetros cúbicos. Era del ’59 y a mí me encantaba. En el año ’85 cuando yo tenía 21, lo atropellaron mientras iba en la moto y falleció. Una semana después de su muerte quise restaurarla, pero mi mamá se negó. Al cabo de unos años me mudé a Mercedes, soy de Córdoba, y siempre que volvía a mis pagos la veía hasta que un día la vendieron. Me quedé con ganas de conseguir una similar para homenajear a mi papá y así lo hice. En el 2009 conseguí una de la misma marca y características, pero era una bola de óxido debajo de un sauce, al motor me lo entregaron en un cajón de manzanas. Me llevó 4 años restaurarla”.
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“Andar en la moto es mi cable a tierra y un hobby que amo hacer y compartir con los demás que están en la misma. Últimamente se han sumado varios chicos jóvenes cada uno tiene una historia así, que los une a sus padres, a tíos o amigos. Son sentimientos muy bonitos”, cerró emocionado Rubén.