10 títulos de pilotos, 9 coronas de constructores, y más de 100 victorias, en 18 años compitiendo en el Campeonato del Mundo de 500cc. La Honda NSR500 fue la indiscutida reina de su categoría.
10 títulos de pilotos, 9 coronas de constructores y más de 100 victorias, en 18 años compitiendo en el Campeonato del Mundo de 500cc. La Honda NSR500 fue la indiscutida reina de su categoría.
Agresiva hasta llegar a ser indomable, así la calificaban a esta máquina que consiguió colocarse como una de las más exitosas en la historia de las carreras internacionales. Si bien en su primer año de vida daba más dolores de cabeza que triunfos, una vez modificada llegó a rozar la perfección en dos ruedas. Con el trabajo de los mecánicos de la fábrica del ala dorada, más la mano de sus pilotos logró ser ama y señora de la era de 500cc en el Mundial. En la lista de corredores figuran los títulos de Freddie Spencer (1985), Wayne Gardner (1987), Eddie Lawson (1989), Mick Doohan (1994-1998), Àlex Crivillé (1999), y Valentino Rossi (2001).
Medio litro, cuatro cilindros, 2T, y superioridad
Honda tiene la costumbre de entrar por la puerta cada vez que tiene un desafío, y así lo hizo con la NSR 500. Derribó de un golpe la puerta de los motores de cuatro cilindros con el propulsor de este modelo, que fue actualizándose para bien durante 18 años. Además, la motocicleta estaba equipada con componentes únicos en fibra de carbono (llantas, frenos y horquilla), que en las década del 80 y 90 era algo raro.
En su larga vida el motor endiablado de esta máquina supo comenzar con 162cv de potencia, para terminar con más de 200cv. Pasó de tener carburadores Keihin de 36mm y 39mm, a alimentarse con inyección electrónica. Así como también el ángulo de sus cuatros cilindros varió en el tiempo, para lograr una moto imbatible.
Si dudas entre todos las transformaciones se puede señalar como la más importante a la que se produjo en 1992, denominado como “Big Bang” por los expertos en motor. Los ingenieros de Honda sorprendieron a todos cuando la NSR cambió de voz, porque su propulsor actuaba distinto en el orden de encendido. Una V4 común llegaba a la fase de explosión cada 180° de rotación del cigüeñal, mientras que en esta máquina lo hacía cada 60°.
Esto generaba que al girar el cigüeñal el motor tenía un descanso, que daba como resultado una mejor tracción. Por lo tanto la NSR lograba una mayor potencia de modo más gradual, perfeccionando el paso por curva. Porque cuando el piloto se tumbaba tomando una curva la rueda trasera podía recuperarse entre pulso y pulso de encendido. Esta gran mejora en la maniobrabilidad hizo que la dupla Doohan-Honda tuviera el éxito máximo entre el 94 y el 98.
Experiencias encontradas
En 1984 la NSR 500 era la sustituta de la NS500, pero el vigente campeón de la época, Spencer, no quería saber nada con conducirla, prefería su moto de siempre. Sin embargo, al año siguiente se produjo la modificación que necesitaba el norteamericano para amigarse con la nueva montura. Se cambió el diseño básico, que constaba del motor sobre el tanque de combustible y los escapes donde debería ir el depósito. En el 85 por suerte se colocó todo en su lugar, con un nuevo chasis doble viga de aluminio, y llegó el primer título.
Lawson fue quien mejor domó la primera versión de esta indomable, luego sería Doohan el encargado de refinar su comportamiento, ganando cinco coronas al hilo. Según las propias palabras de Crivillé “Eddie Lawson dejó una moto muy buena y Doohan la perfeccionó”, y luego sería él quien también tuviera el lujo de vencer con ella.
El catalán explicó su sensación con NSR 500 diciendo: “la primera vez sentí una sensación de velocidad tremenda. Cuando acelerabas, la moto parecía que llegaba antes que tú a las curvas. El cerebro no podía asimilar todo lo que se te venía encima”.
Mientras que el múltiple campeón australiano supo describirla: “cuando comencé a pilotarla, era salvaje, aterradora, costaba mucho trazar las curvas y no te avisaba lo más mínimo, no te transmitía sensaciones. Cuando la rueda trasera te pasaba por delante, sabías entonces que habías derrapado, y te dabas cuenta de que la moto iba a hacer un caballito cuando tenías el manillar en las narices”.
El final de la historia de la NSR 500 se emparenta justamente con el comienzo de otra leyenda, pero no hablamos de una moto. Aquella corona fue el principio del camino de Valentino Rossi para convertirse en el mito que es hoy, y marcó también el cierre de las carreras de 500cc. En el 2001, este magnífico ejemplar tuvo su último año de gloria, ya que en la temporada siguiente fue usada por equipos privados pero con resultados promedio.