Leyendas

La leyenda de la Harley-Davidson japonesa

Fueron fabricadas en el 30 y olvidadas por décadas, hasta que un ejemplar se restauró para mostrarse al público en 1997. La Kuro Hagane se convirtió en realidad después de ser un mito.

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Cuando se repasa la historia de Harley-Davidson puede marcarse como época dorada la década de 1920. Por aquellos años la firma de norteamericana tenía una reputación en todo el mundo, sin dejar a Japón excluida del mapa. Siendo motos de gran cilindrada, que no existían en el país del sol naciente, todas las fuerzas armadas niponas utilizaban H-D, hasta la guardia personal del emperador, por lo que la marca tenía gran presencia en ese mercado.

Pero para 1929 la recesión golpeó fuerte a la casa de Milwaukee, que tuvo que cambiar de planes. Esta situación llevó a los directivos estadounidenses a plantearse llevar la producción a Japón, abriendo allí una fábrica, para no tener que importar los modelos completos, si no que los armarían ahí mismo.

La Harley nipona

Para mediados del 30, la farmacéutica Sankyo tomó el control de fábrica, por la presión del gobierno, que comenzaba a cerrar las puertas del país a todo lo que sea traído de Estados Unidos. Con los planos de los motores y los diseños de la firma norteamericana, empezaron a producirse verdaderas réplicas de H-D, que pronto fueron piezas claves para el ejército japonés.

El modelo más representativo fue la Kuro Hagane o Kurogane, un emblema en aquellos años. Pero en 1940 sufrió los embates de la Segunda Guerra Mundial y desapareció en el olvido. Considerando que la planta de producción estaba ubicada en Hiroshima y que los norteamericanos posiblemente habían destruido los 18.000 ejemplares fabricados, se pensó que sería imposible hallar una unidad.

En 1963, unos cazadores en California se encontraron con una motocicleta muy similar a una Harley-Davidson, pero con logos en idioma japonés, para su sorpresa. La máquina tuvo la suerte de ser descubierta por dos amigos de Steve Rainbolt, un coleccionista de motocicletas que hizo lo imposible por hacerla renacer.

Una pieza de museo

Rainbolt se encargó de demostrarle al mundo que la Kuro Hagane (o Black Iron) no había muerto. Siendo la única existente, ya que los otros dos ejemplares en pie son las versiones militares, y este de calle. Sin embargo, tiene todo el porte de una verdadera moto imperial, de gran tamaño y con estilo sobrio.

La Black Iron ganó el International Antique Classic and Custom Motorcycle Show de California en 1997. Convirtiéndose en invaluable, con un poderoso motor V-Twin de 1200cc, con válvulas laterales, cambio de tres velocidades; alcanzaba unos 80 km/h, con tres personas arriba. Equipada con freno de tambor y una horquilla tipo Springer como suspensión delantera, fue actualizada como una obra de arte.

Aún sigue el misterio para descubrir cómo llegó un ejemplar de la Kurogane al bosque californiano. El destino quiso que esta unidad haya sido, seguramente, rescatada por un soldado norteamericano, quien debió abandonarla ahí. Como las casualidades no existen, terminó por caer en manos de un coleccionista.

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