El Salón de Colonia (IFMA) de 1984 fue lugar para grandes presentaciones, entre ellas la Suzuki GSX-R 750 y la Yamaha FZ750. En este artículo nos dedicaremos a esta última, dejaremos la otra mítica para más adelante. En aquel momento los japoneses arrasaban en la industria de las dos ruedas, pero estaban algo flojos en el segmento de las sports, cosa que cambiaría en los ’80.
Honda daba pie con bola empezando con la línea VF, y Kawasaki se mostraba fuerte con la aparición de la Ninja, que justamente vio la luz en el 84. Tanto Suzuki, como Yamaha necesitaban de máquinas para competir en iguales condiciones que sus rivales de siempre. La firma de los diapasones mostró su poder con la creación de la FZ750, que lucía como una moto única.
El secreto en el corazón
Lo más notable de este ejemplar es su motor, sin lugar a dudas. Es que esta auténtica supersport tenía un tetracilíndrico de 749cc, de cuatro tiempos, con la característica de tener cinco válvulas por cilindro. Contaba además con refrigeración líquida y transmisión de seis velocidades. Fue la primera en llevar este propulsor, que se convirtió casi en una distinción de las siguientes motos de Yamaha, principalmente por la inclinación a 45° hacia adelante de sus cilindros.
La arquitectura de su motor ayudaba al diseño de su chasis, tipo Deltabox, doble viga de acero, que luego sería de aluminio, para ser más liviano. El propulsor había cambiado la altura de sus culatas, llevándolas más abajo, tenía los carburadores prácticamente en horizontal, y los conductos de admisión llegaban rectos a las válvulas. Toda la confección era perfecta, la caja del filtro estaba sobre la culata, tenía un cigüeñal de carrera corta, así como varias piezas sobre el cárter, reduciendo el tamaño. Era un verdadero corazón preparado para levantar velocidad, pero además para pasar por las curvas sin rozarse. Esta composición llegó hasta el 2015, con la Yamaha WR450F, la última con culata de cinco válvulas.
De características y versiones
Los 105cv de potencia que alcanza la Yamaha FZ750 eran acompañados por el bajo peso de la máquina, algo que antes habían logrado los nipones. Quizá la parte más floja eran los frenos, que parecían ser poco para tamaño poder. Llevaba un monoamortiguador trasero regulable con mando remoto, y adelante una horquilla convencional, con presión de aire.
La moto que se presentó en el 84 tuvo renovación casi cada año, llegando a tener cuatro versiones (85-86, 86-87, 87-88, 89-91). En su primer retoque se cambian detalles estéticos, como el color de las tapas, además se agrega una agarradera para el pasajero. Se coloca una nueva quilla, para ser mejor aerodinámicamente, y un nuevo embrague más resistente.
En la tercera versión el carenado es más envolvente, se añaden deflectores en el manillar para desviar el aire, se renuevan las luces traseras. Los pistones cambian a unos más ligeros y el sistema de escape se vuelve 4 en 1. La última FZ750 tenía la rueda delantera de 17 pulgadas, de 120/70, y la trasera aumenta a 140/70 (la primera edición tenía 16” 120/80 al frente y 18” 130/80 atrás). Se coloca además el sistema de freno de la FZR1000, discos flotantes y pinzas de cuatro pistones.
Este emblema de Yamaha se vio superado rápidamente en cuanto a prestaciones y tecnología, tanto por sus competidores como por otras motos de la propia fábrica. Pero jamás se podría dejar de nombrar a este modelo que generó un antes y después en la industria. Además de que figura en los libros de historia de la competición, al haber ganado en 1986 las 200 Millas de Daytona con Eddie Lawson como piloto.
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