Cuántas historias de motos recuperadas conocemos, por suerte, y esta es otra más, aunque con un condimento muy especial. Esta Vespa 50 Special fue encontrada 41 años después de haber sido sustraída de una casa en la ciudad de Buti, en Pisa, Italia. Además, no pudo ser devuelta a su dueño original, ya que falleció, por lo que quedó en manos de su familia.
Cuatro décadas después y a 100 km
El verdadero comienzo de esta novela es en 1980, cuando una Vespa Special 50 fue sustraída de la casa de Gino Graziani, hombre galardonado con la medalla de honor de Pisa por haber sobrevivido a los campos de concentración durante el nazismo. Este italiano, fallecido en 1992, nunca pudo recuperar su amado scooter, que le servía como transporte para trabajar.
Luego, el salto en el tiempo nos lleva a 2021, con un grupo de carabineros buscando un tractor robado, localizado en un cobertizo en Castelfranco Piandiscò, provincia de Arezzo. Allí mismo, además de encontrar el vehículo, descubrieron una Vespa que tampoco le pertenecía al dueño de casa.
La vespina estaba intacta y en funcionamiento; gracias a su perfecto estado pudieron usar el número de chasis para rastrear al verdadero dueño del scooter, Gino Graziani, que vivió a más de 100 km del lugar donde encontraron el scooter. El hombre falleció hace tiempo, pero dieron con su familia y se comunicaron con su hijo, Paolo, de 68 años, quien recibió la feliz noticia.
“Al principio no quería creerlo, todo me parecía muy extraño, ni siquiera recordaba ese robo”, aceptó Paolo y explicó: “Soy sincero, estaba indeciso. Pregunté a los carabineros locales que conozco y me confirmaron que ese descubrimiento inesperado era cierto. Hablé con mi hermana sobre eso para entender qué origen tenía toda la historia y luego recordé que en 1980 yo había hecho la denuncia”.
Una vez pasado ese olvido momentáneo, Paolo recordó: “A mi padre le gustaba mucho esa Vespa. Fue útil para ir a obras de construcción. Trabajaba como albañil y el vehículo era cómodo para moverse entre Pisa y la costa. Después del robo se vio obligado a moverse en bicicleta y no estaba muy feliz”.
“Sigue funcionando, lo arranqué y tiene problemas”, comentó con alegría y finalizó: “Todavía quedaba algo de mezcla en el tanque, aunque no puedo usarlo en la calle porque debería estar registrado. Pero una cosa quiero hacer en memoria de mi padre, en su tumba coloqué una foto de la medalla, ahora también arreglaré una con su amada Vespa”.