Si bien la Z02 estaba formada con partes de otras motos, se puede decir que es el único prototipo de dos ruedas que realizó Audi en toda su historia. Prometía revolucionar la historia de las motocicletas, pero se quedó en la nada. Según la marca fue por razones de estrategia de ventas, porque supuestamente no iba tener éxito. Su desarrollo secreto y la mísera excusa envuelven la breve vida de esta moto.
El extraño comienzo
Hay que remontarse a 1976, cuando la fábrica alemana había adquirido dos importantes firmas de motocicletas DKW y de NSU. Pero no estaban pensando en ningún proyecto propio, hasta que alguien se cruzó en el camino. Fue el mismísimo Ferdinand Piëch, recordado por ser miembro del Grupo VAG, y llevar a cabo proyectos como los motores W12 o el Bugatti Veyron. Y también hay que darle el título del creador de “la Audi” (porque si los autos son “el”, las motos son “la”).
Piëch, por ese entonces, estaba decepcionado por un mal trago, su intento de mini deportivo de Porche. Pero su mente, que no dejaba de trabajar, lo llevó a hacer una rara propuesta. Se acercó a Walter Treser, que era el director de proyectos de Audi en ese momento, y le brindó la idea de hacer un prototipo de dos ruedas. El tercero, pero no en discordia, de esta historia es Ronald Gumpert, quien también aportó en el diseño de la máquina.
Las peculiares características
Las cabezas comenzaron a crear y los mecánicos pusieron manos a la obra. Así fue que se produjo la Z02. Todo dentro del mayor de los secretos, guardado bajo siete llaves, en un taller de la fábrica que nunca se dio a conocer. Las pruebas tampoco fueron públicas y se también se hicieron bajo un manto de misterio.
El único elemento de marca Audi que tenía era su motor, que estaba basado en el Audi 50. Hecho especialmente para propulsar la moto, se hizo un corazón de cuatro cilindros, de 1300cc y refrigerado por agua.
Sin embargo todas las demás partes eran de otras motos, por ejemplo la transmisión era de un Norton Commando 850 y los estribos eran marca Yamaha. El chasis era heredado de una BMW R90S, que en ese entonces era una Superbike, así con mayúscula porque ser de las mejores. Calzaba unas llantas Ronal; tenía el diseño de moda de ese momento, y portaba un contador de revoluciones, algo que no era muy común.
Lo que hubiera sido
Las pruebas realizadas en este único ejemplar fueron solamente 8000 kilómetros recorridos, de los cuales se sacaron conclusiones que jamás salieron a la luz. Nunca se supo la máxima velocidad que alcanzaba, pero si se sabía que el motor tenía una potencia de 100cv, para transportar 200 kilos de peso. Si la comparamos con otras de la época salía ganando, ya que la BMW R100RS tenía 70cv y la Honda Goldwing 82cv, por citar dos ejemplos.
Si hubiera sido presentada y comercializada quizá se habría convertido en una gran moto. Pero su breve historia termina por dejarla en una vitrina como muestra de que lo que no fue.