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El romance de Pakistán y Vespa

El exótico país de medio oriente esconde entre sus calles un culto al scooter más sofisticado de la historia. Es la lucha por los coleccionista para prevalecer.

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El exótico país de medio oriente esconde entre sus calles un culto al scooter más sofisticado de la historia. Es la lucha por los coleccionista para prevalecer.

Pakistán es el sexto país más poblado del mundo, y sus ciudades están se ven repletas de motocicletas. Cada día sus habitantes eligen las dos ruedas como movilidad, en su mayoría optan por modelos de baja cilindrada, y por supuesto, menor costo. Pero entre todos esos motociclistas se encuentra un grupo específico que le rinde homenaje a la Vespa.

Decimos “homenaje”, porque es mucho más que el simple uso de un vehículo. Es el culto a un ícono motorizado, al scooter que conquista los corazones de miles de fanáticos. Estos coleccionistas, amantes de la firma italiana llevan sus ejemplares con el orgullo de quien lleva un pedazo de historia entre sus manos.

Lo especial de las Vespas en ese territorio, es que cuando comenzaron a ser importadas a Pakistán, solamente algunos privilegiados tenían acceso a ellas. Hoy las sobrevivientes están muchas veces a cargo de los herederos. Siendo así una especie de “tradición familiar”, como explica a Reuters el periodista Arif Balouch, quien obtuvo su scooter de su padre.

En varias ocasiones las máquinas deben terminar en el taller, y allí surge otro problema. Ya que al ser tan escasas las unidades, también lo son los repuestos. Por lo que los dueños de las Vespas van a un lugar específico donde siempre consiguen la atención necesaria.

Otro colega, Nazeer Udding Siddiqui, cuenta cómo consiguió su padre la pequeña de dos ruedas, de 1979: “él solía trabajar para Khwaja Auto como gerente y ellos eran los únicos distribuidores de scooters Vespa.” Concluyendo lo que significan para él aquellos que tienen una Vespa: “para mí, las personas dueñas de estas motos son muy honorables, porque aún mantienen viva esta tradición.

Sin dudas ver estos ejemplares pasearse por las calles de Pakistán, es para mucho ver un poco de color en el tráfico repleto de motos económicas. Para Zubair Ahmad Nagra dirige el club Vespa, esto scooter “es el segundo mejor regalo que Italia le dio al mundo, después de la pizza”.

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