Hace más de 20 años KTM sacó a las calles la primera Duke, para demostrar que podían reinar tan bien en el asfalto como en el off-road. Hoy el modelo en sus diferentes cilindradas es un ícono del segmento naked y de la fábrica.
A principios de los años 90, KTM se veía envuelta en problemas económicos, llevada a la quiebra después de la muerte de Erich Trunkenpolz, hijo del fundador Hans Trunkenpolz, que controlaba la empresa. Pero una vez conseguida una buena inyección de capitales, los austriacos debían poner en marcha nuevos modelos. Uno de ellos fue una máquina lista para surcar las calles, que bautizaron KTM Duke 620 (o Duke I). Algo así como el primer duque de un linaje, con verdaderos nobles del asfalto, mejor conocidos como supermotos o naked.
El nacimiento
Lo primero que se cambió en este modelo de motocicleta, fue el nombre. Porque los empresarios no tenía la certeza de cómo llamar a la nueva línea. El prototipo que había ideado en un principio lleva la denominación “Terminator” (sí, por la película). Pero luego de deliberar, les parecía que ese nombre no era el adecuado.
Wolfgang Felber, el gerente del proyecto, contó alguna vez que la decisión se tomó “literalmente dos semanas antes de su presentación”, y que necesitaban “un nombre único para una motocicleta desconocida para el público en general”. Finalmente, el ingeniero Kalman Cech, eligió “Duke”, por dos razones, por el título nobiliario y por Geoff Duke, mítico piloto inglés de los años 50.
Aquella primera 620 heredó las piezas de los modelos de enduro, pero no completamente su apariencia. Ya que detrás de las líneas de diseño estaba Gerald Kiska, que había ganado un concurso propuesto por la fábrica y luego se convertiría en la cabeza de todas las creaciones de la casa austríaca.
Las evoluciones
La Duke I por dentro la 620 tenía un motor LC4 de 609cc monocilíndrico, con una potencia de 50cv. Estaba equipada con un chasis tubular de acero tipo cuna; las suspensiones era una horquilla invertida y un amortiguador trasero White Power, ambos regulables; mientras que los frenos estaban firmados Brembo. Tenía una versión de cilindrada menor, 400cc, que con los años se convirtió en una deseada pieza de colección.
Para 1998 el modelo pedía una actualización, por lo que nació la Duke II (o 640). El motor pasó a ser de 625cc, la renovación trajo arranque electrónico, sistema de aire y una reducción de gases contaminantes. El diseño se radicalizó un poco, ya que seguía conservando algunas características.
Al entrar en la tercera generación, Duke III, las formas de la moto se transformaron para ser las que hoy conocemos. Claro, fue en 2008 y las líneas del 94 ya parecían muy antiguas. En esta versión con motor de 654cc y 63cv de potencia, la dinastía comenzó el reinado, marcando las tendencias dentro del segmento y con popular éxito en los países europeos. No por capricho, sino porque era la monocilíndrica de producción en serie más potente al momento. Desde esa época se adoptó el nombre 690 Duke, que también tendría la cuarta actualización.
Más tarde también se amplió la familia, cubriendo diferentes cilindradas, una vez que KTM se unió al gigante indio Bajaj. Nacieron las 125, 200 y 390, además de una hermana mayor, la Super Duke. Compartiendo la aparición de la última generación, la Duke IV, que comenzó en 2012.
Pero se puede englobar a todas bajo el nombre Duke porque nunca perdieron la esencia con la que se creó aquella primera moto. De peso ligero, con un motor rendidor y poderoso, de grandes prestaciones, pero sobre todo con una maniobrabilidad que da envidia.
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