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La Honda con la ¿peor? transformación del mundo

En Gente de Moto creemos que más uno podría llorar al ver cómo transformaron esta Honda NSR250R. Todavía no sabemos a ciencia cierta qué le pasó al dueño por la cabeza al hacer esta personalización.

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 En Gente de Moto creemos que más de uno podría llorar al ver cómo transformaron esta Honda NSR250R. Todavía no sabemos a ciencia cierta qué le pasó al dueño por la cabeza al hacer esta personalización. 

De algo estamos seguros, sobre gustos no hay nada escrito, pero la duda que nos persigue es: ¿y de sentido común no hay nada escrito? Al ver esta customización nos damos cuenta que esta pelea la ganó el gusto (para nosotros, el malo). Es que de las armoniosas líneas de la moto de la casa del ala dorada, nació esta criatura que es fea hasta para hacer el delivery (repetimos: es lo que nos parece a nosotros).

La belleza original

La Honda NSR250R era una bella deportiva que se fabricó entre 1985 y 1996, tenía como corazón un motor bicilíndrico en V, de dos tiempos, con una cilindrada de 249cc. Supo ser la versión de calle de las míticas NSR250 y RS250RW; a los mandos de esas máquinas perfectas la fábrica nipona logró 11 campeonatos en el Mundial de Motociclismo. Pero claro, en competición se mantuvo por casi una década más que la callejera (del 85 al 2009).

La destrucción, perdón, transformación

No estamos enterados de qué pudo haberle pasado al carenado estilo sport que caracterizaba al modelo, pero parece que el propietario decidió deshacerse del pobre. Quizá estaba demasiado dañado como para seguir de pie. A nuestro gusto, debería haber optado por realizar un mantenimiento o tratar de colocar uno parecido. Pero como es su moto, tuvo todo el derecho del mundo de instalar un nuevo manubrio, con un simpático farol, intermitentes y cúpula, además de elevarlo más que en la original.

Tiene nuevos guardabarros, que visiblemente no son como los de la NSR250R, lucen más grandes y cubren más los neumáticos. La no existencia del carenado deja al desnudo el chasis y el motor, con un acabado un tanto “artesanal”. Los escapes son los mismos, pero no carecen de soporte y casi que parecen colgar de la moto. El colín también sufrió la transformación, es ahora tipo Street-tracker, con luz trasera nueva también.

Juzgarán ustedes si esta máquina vale los 4.500 dólares que pide el dueño, que puso en venta su creación. Nosotros haríamos una vaquita para comprarla y volverla a como era antes.

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