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¿Un Citroën 2CV de dos ruedas?

Hablamos poco de autos, pero si nombran un ícono de la industria como lo es el 2CV relacionado con el mundo de las motos nos metemos de lleno. Por eso te traemos esta Triumph Bonneville que se vistió de coche para rendirle homenaje.

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A los chicos de South Garage se les ocurrió rendir homenaje al Citroën 2CV, uno de los más emblemáticos automóviles de la fábrica francesa. Por supuesto que no fue una idea al azar, sino que tiene una razón muy valedera. El modelo está cumpliendo su 70 aniversario, así es que se le rinden honores con un lindo ejemplar de dos ruedas.

Como inspiración se tomó una edición particular, el Citroën 2CV Charleston, que nació en 1981. Fue diseñado por Serge Gevin, y para algunos es la versión despedida del ícono. Ya que finalizó su popular existencia en 1990, ya convertido en el mito que es hoy en todo el mundo (y especialmente en nuestro país).

De inglés a francés

Si bien los integrantes de South Garage son del país galo, la máquina que eligieron para customizar no lo es. Tomaron una Triumph Bonneville T100, especialmente por el motor bicilíndrico, y la transformaron en un verdadero 2CV de dos ruedas. Los detalles que se lucen en la máquina son dignos de verdadera admiración, simulando perfectamente el estilo del Charleston.

Primero cabe aclarar, que el 2CV Charleston tenía ese nombre como reminiscencia a los dorados años 20. Una década llena de brillo, glamour, libertad y mucho baile, que los franceses quisieron rescatar en las líneas de estilo del auto, que salió en dos combinaciones de colores (amarilla-negra y burdeos-negra). Ese mismo espíritu lo trajeron de vuelta los especialistas de South Garage, basándose en la versión burdeos-negra.

La Triumph Bonneville 2CV Charleston, como llamaron a la personalización, tiene algunos puntos a destacar, que son puramente estéticos. Primero la parrilla delantera de la máquina con los chevrones de Citroën, y debajo un faro de tono amarillo, tal como tenía el auto.

Otros agregados son las protecciones de las piernas de los costados, que simulan la carrocería del 2CV. Además del exquisito manillar, el símbolo de Citroën que lo encontramos en el depósito o la parte trasera resaltan unas réplicas de las aletas del coche.

Con todos los detalles se suman los colores, el negro y el vino, que son iguales al modelo original de cuatro ruedas. Queda así completa la Triumph Bonneville 2CV Charleston, que es un hermoso homenaje a un auto icónico (hasta para nosotros que amamos más las motos).

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