La dupla 107 de la Patrulla de la Salud Urbana contó su experiencia de cómo fue salvar dos vidas, gracias a que su motocicleta les permitió llegar a tiempo a las urgencias.
Hace unos días te contamos sobre la empresa que montó el israelí Eli Beer, nada menos que un servicio de moto-ambulancias, que podría implementarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A la par de ese proyecto, en Tucumán, la Patrulla de la Salud Urbana sumó vehículos de dos ruedas para cumplir con las emergencias que puedan surgir en la capital de la provincia norteña.
La experiencia en primera persona
Alberto Jorrat y Sebastián Szmyrki, son el enfermero y el piloto de la motocicleta 107 de la Patrulla, y debutaron exitosamente el lunes en el servicio de emergencias. Son parte de las nuevas unidades motorizadas que están a disposición de los tucumanos, para que la asistencia pueda llegar al destino en el menor tiempo posible.
“La gente conoce más la ambulancia, pero todavía no a este sistema de vehículos de intervenciones rápidas. A veces chocamos contra estas limitaciones. Las ventajas es cómo se acortan los tiempos en la moto en llegar al lugar, detectar qué ha pasado y darle un primer examen a la ambulancia del 107 cuando llega”, cuenta Jorrat, el enfermero de la dupla.
En un mismo día atendieron dos casos distintos, el primero según declaró Szmyrki fue “en la calle Nuestra Virgen de la Merced había una señora con la presión alta y picos de desvanecimiento. La mujer estaba desesperada, con pérdida de conocimiento”. Y resalta que “en menos de dos minutos” llegaron al lugar para salvar la vida de la persona.
La segunda urgencia que atendieron fue un nene, Sebastián explica: “El menor presentaba un cuadro febril. Sabemos que si sobrepasa los 39° entran las convulsiones. No sabemos si iba comiendo algo, pero tuvimos que practicarle broncoaspiración. El niño no presentaba signos vitales, pero lo pudimos sacar. Tardamos en llegar a la zona 1’50s”.
La dupla 107
Jorrat y Szmyrki son de los tantos que viajan en las unidades preparadas para emergencias, unas Honda Tornado 250 con los elementos necesarios para las urgencias. “Viajamos equipados para hacer RCP, inmovilización de miembros en caso de fracturas, controles de hemorragias para detectar algún problema, es decir, que no sea solamente un paro cardiorrespiratorio. Así ya tenés una idea del primer examen cuando llega la ambulancia”, según dice Alberto, que trabajó como rescatista de alta montaña, en 2017 realizó el curso para esta especialidad y desde este año sale a la calle.
Mientras que el piloto de la unidad, Sebastián, viene de una familia de choferes de ambulancias: “Cuando suena el teléfono del 107 tenemos que ir concientizados en todo: en el auto que va a salir, el que va a entrar, como pilotos tenemos que basar todo en nuestros reflejos. Todo es maniobra, práctica, respeto a la calle, respeto a uno mismo. Tengo que pensar en la salud de mi compañero, del auto que viene con música. Todo pasa por el cerebro con la adrenalina a mil. Vas en el medio de la gente de los cuales 50 te respetan y 50 no”.
Para terminar, Szmyrki hace un pedido a todos los habitantes de la capital de Tucumán: “Pedimos que la gente se concientice y nos deje hacer el trabajo para el cual nos entrenamos todo el tiempo. Es grande el sacrificio de partir de un punto al otro y llegar a tiempo. Cuando estoy como civil y escucho la sirena de la ambulancia, se me espeluzna el cuerpo y quisieras ser Dios, ayudarlo a llegar a tiempo. Es feo a veces no poder salvar una vida, ver accidentes por apuro. Si vas a algún lado, salí media hora antes. No arriesguen su vida. No son solamente ustedes: hay amigos y familias que esperan que vuelvan”.