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Kalashnikov IZH SM1: las eléctricas también van a la guerra

A diferencia de las históricas máquinas de guerra y de las utilizadas por las tropas ucranianas, el ejército ruso va por tierra con motos eléctricas de última generación.

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Las armas no son lo único que necesita un ejército en una guerra, también se utilizan los vehículos de cuatro y dos ruedas, que se actualizan según los avances de la época. En varias ocasiones hemos hablado de esas motos que solían atravesar los campos de batallas; como los “pre” scooters que se lanzaban desde aviones cargueros en la Segunda Guerra Mundial, o las pesadas pero resistentes máquinas con sidecar y lugar para colocar armas.

Puesto que todos los elementos que utilizan los soldados se han modernizado, las motocicletas no se quedaron atrás. Justamente, el ejército ruso llevó a la invasión a Ucrania sus unidades de última generación. Se trata de las motos eléctricas SM1 hechas por IZH, una empresa subsidiaria de Kalashnikov, la marca que fabrica armas como el AK-47. El primer modelo de esta dos ruedas se presentó en 2017, en tres versiones: una para uso civil, otra para la policía y la última para la milicia.

Fantasmas de dos ruedas

Si bien los datos oficiales de estas motocicletas están guardados bajo siete llaves, se puede deducir algunos aspectos de acuerdo al rendimiento de sus pares de uso civil. El motor de las unidades de calle es refrigerado por líquido tiene una potencia de 15 kW y funciona con una batería recargable de ion-litio LiFePO4 / LiPO. La velocidad máxima que alcanza la moto es de aproximadamente 100 km/h y su autonomía llega a 150 kilómetros.

Las SM1 llevan en su parte ciclo componentes fabricados por Stels, marca especializada en quads y ATV que tiene su planta en Kubinka, una ciudad a más de 60 km de Moscú. Algunos expertos indican que su motor podría ser obra del gigante chino Lifan, o bien un derivado de alguna unidad de la firma oriental.

Las Kalashnikov – IZH tienen una característica que las convierte en fantasmas en el campo de batalla y quizá sea su mayor virtud: la falta de sonido de un motor de combustión. En la presentación de la primera generación, el vicedirector de la empresa, Vladímir Dmitriev, confirmaba: “Si hablamos de su posible uso como vehículo para las fuerzas especiales, el sigilo se convierte en una prioridad”.

Obviamente, este modelo también está preparado para los terrenos más complicados, por ello pasa ligeramente por cualquier camino rocoso o de tierra. Su silencioso andar es un plus a la hora de cumplir misiones de reconocimiento o para franquear el paso del resto de las tropas, es decir, el uso más común de las motocicletas en las guerras.

No caben dudas que dudas que estas unidades, que serían mayormente utilizadas por los Spetsnaz (fuerzas de élite rusas), son de lo más avanzadas. Se colocan a la par de los ejemplares híbridos que DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono) diseñó para las fuerzas armadas de Estados Unidos hace algunos años atrás.

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