En 1967 nació el emblemático modelo de la firma del águila, que hasta el día de hoy sigue fabricándose sin dejar atrás particular esencia. Llegó a nuestro país un año después de su salida al mercado en dos versiones.
La leyenda cuenta que la policía italiana, después de terminada la época de la guerra, quería renovar su flota de Moto Guzzi Falcone, por un modelo más acorde, que sea potente, resistente, y a la vez ágil. Por ello se pidió un ejemplar actualizado a la casa de Mandello, encargada de proveer las motocicletas a las fuerzas armadas del país mediterráneo. Ese sería el nacimiento de la famosa V7, que traspasaría las fronteras de la milicia para destacarse en las calles de todo mundo por más de 50 años.
El curioso motor
Por supuesto que además de sus clásicas formas, a la V7 la distingue su parte mecánica, más precisamente su corazón multiválvulas. Lo más llamativo del propulsor es que no fue pensado para una motocicleta, sino para una versión deportiva del Fiat 500.
Corría 1961, cuando Giulio Cesare Cercano diseño un V-twin a 90 grados, de 594 cc, refrigerado por aire, que fue rechazado por la firma de automóviles, y se mantuvo guardado hasta 1964. En aquel año, el italiano montó el bicilíndrico en una estructura de dos ruedas, después de hacer algunas modificaciones, por ejemplo subir a 703 la cilindrada. Para 1965 lo presento en el Salón de Milán como prototipo de lo sería la máquina final, aunque la policía ya tenía una versión del modelo.
La V7 cambiaría detalles para su flamante salida al mercado en 1967, con el motor definitivo, dos cilindros en V, de 757 cc, una potencia de 52 cv, y caja de cambios de cinco velocidades. En 1969 tendría su versión V7 Special, ampliamente mejor que la básica y con más caballos. Luego, en 1971, vería la luz otra variación, la mítica V7 Sport, de 748 cc, con 70 cv de potencia, que se erigía como una de las más rápidas de la época.
En Argentina
La Moto Guzzi V7 llegó a la Argentina a fines de los 60, importada por Esusen Argentina SACI en dos versiones, una para uso civil y otra especialmente equipada para la policía. Al momento de traer el modelo se pensó en la promoción mediante pruebas, entregando ejemplares a los medios específicos de la época. Fue probada en el autódromo de Buenos Aires y en las rutas, para comprobar su efectividad.
Al contrario de lo que se podría pensar, la V7, que era una robusta máquina de 228 kilos, además de ser rápida y ágil, era de fácil maniobrabilidad. Principalmente gracias a su parte ciclo, su chasis doble cuna, una horquilla telescópica con amortiguadores hidráulicos como suspensión delantera, y en la trasera dos amortiguadores. Así como también por su frenada, que contaba con freno de tambor en ambos ejes.
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